La Dra. Morassutti explica el efecto del ejercicio en el metabolismo de las mujeres
El equilibrio endocrino que regula la función reproductiva en las mujeres puede ser afectado por factores físicos y psicológicos.
Los niveles de hormonas en sangre dependen de un balance entre producción, metabolismo y tasa de aclaramiento (eliminación). El ejercicio físico intenso puede afectar este balance por diferentes mecanismos, como el estrés asociado a la competición, la dieta, la reducción de la grasa corporal y del peso corporal, la producción de calor, o la hipoxia.
Las mujeres que realizan ejercicio regularmente a alta intensidad pueden estar en riesgo, como consecuencia de estos cambios hormonales, de desarrollar alteraciones del ciclo menstrual, como: retraso de la menarca (primera menstruación), oligomenorrea (transcurre mucho tiempo entre una menstruación y otra) y amenorrea (falta de menstruación).
El ciclo menstrual femenino esta normalmente regulado por la producción por
la hipófisis de gonadotrofinas. Las gonadotrofinas son la hormona luteinizantes
(LH) y folículoestimulante (FSH). Ambas regulan el funcionamiento de los ovarios
y su secreción no es uniforme sino que varía en cantidad, frecuencia de pulsos y
amplitud de los mismos dependiendo de en que fase del ciclo menstrual se
encuentre la mujer.
La disminución de gonadotrofinas, que lleva a una fase lútea deficiente y falta
de ovulación, es un hallazgo hormonal común en mujeres con alteraciones
menstruales inducidas por el ejercicio, pero varias otras hormonas pueden
mostrar alteraciones significativas.
Muchas atletas desarrollan oligomenorrea, amenorrea y defectos de la fase lútea, que es la primer fase del ciclo menstrual.
Aunque factores como el estrés físico y psicológico de la competición han sido postulados como subyacentes a los desordenes reproductivos inducidos por el ejercicio, la evidencia acumulada hasta la fecha indica que el balance energético negativo es la causa primaria de la falla de la función reproductiva normal comúnmente observada en mujeres atletas.
La hipótesis de la disponibilidad de energía es sustentada por observaciones endocrinas en atletas. Atletas amenorreicas poseen bajos niveles de glucosa e insulina en sangre de 24 hs., y altos niveles de IGFBP1, pérdida del ritmo circadiano de leptina y bajos niveles de T3 (hormona tiroidea) en la mañana.
Un estudio científico demostró que la baja disponibilidad de energía reduce la frecuencia y aumenta la amplitud del pulso de LH y que el estrés producido por el ejercicio no tiene efecto supresivo en los pulsos de LH más allá del impacto del costo energético del ejercicio en la disponibilidad de energía. La pulsatilidad de LH se interrumpe más allá de si la disponibilidad de energía está reducida por una restricción de energía solamente, por el desgaste de energía por el ejercicio intenso o por una combinación de ambas.
El descubrimiento de la leptina en 1994 ha sido fundamental para esclarecer la relación entre el balance energético negativo y la disfunción reproductiva. La leptina actúa como una señal periférica que otorga información adecuada al cerebro acerca de las reservas de energía del organismo, llevando al individuo a aumentar la ingesta cuando los depósitos de grasa disminuyen y viceversa, en la reproducción la leptina está implicada en la regulación de la fertilidad y parece ser un factor permisivo para la aparición de la pubertad. En particular, un conjunto de datos sugieren que la leptina puede servir como una señal para el cerebro, para brindar información de la cantidad crítica de tejido adiposo que es necesario para la secreción de GNRH y la activación puberal del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal, para entender mejor esto último digamos que la GNRH regula a las gonadotrofinas producidas por la hipófisis.
Varias situaciones metabólicas desfavorables están asociadas con bajos niveles de leptina en plasma, aumento de la producción de neuropeptido Y e disfunción ovárica y una relación causal ha sido postulada.
La restricción dietaria severa en ratas jóvenes hembra esta asociada con niveles bajos de leptina en plasma e inmadurez sexual. La realimentación lleva a aumento inmediato de niveles de leptina seguidos de maduración sexual. La administración de leptina a mujeres con deficiencia de la misma y amenorrea mejora la función reproductiva, tiroidea, y los ejes de hormona de crecimiento y la masa ósea, confirmando que la leptina se requiere para la normal función reproductiva y neuroendócrina. La hipótesis del estrés sostiene que el ejercicio activa el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal (involucrado en la reacción ante el estrés por medio de la producción de adrenalina y cortisol), que interrumpe el pulso generador de GNRH por un mecanismo desconocido aún. Las atletas amenorreicas pueden tener niveles ligeramente mayores de cortisol en plasma, esta aberración es la base para atribuir su amenorrea al estrés. El hipercortisolismo también se asocia con amenorrea en pacientes con anorexia nerviosa. Sin embargo, dado que el cortisol es una hormona activada por los niveles bajos de glucosa en sangre el hipercortisolismo leve observado en atletas amenorreicas puede reflejar un estado crónico de déficit de energía más que un estrés inducido por ejercicio.
La participación de péptidos-opioides-endógenos (endorfinas) y
catecolestrógenos para provocar irregularidad menstrual en mujeres atletas ha
sido también sugerida.
En circunstancias basales, las endorfinas pueden disminuir los niveles de LH por
la supresión de GNRH hipotalámica; algunos catecolestrógenos parecen ser capaces
de suprimir niveles de LH, mientras que otros parecen potenciar e inducir la
secreción de LH. La actividad de ambos, endorfinas y catecolestrogenos, dependen
de la presencia esencial de estrógenos suficientes producidos por los ovarios.
Las concentraciones elevadas en plasmas de endorfinas que son halladas luego de la actividad física, alimentan las especulaciones acerca de su responsabilidad en las tan frecuentes irregularidades menstruales observadas en mujeres atletas.
El exceso de hormona masculina (híperandrogenismo) en mujeres ha sido postulado como un posible mecanismo alternativo que podría explicar la amenorrea y la oligomenorrea en algunas atletas con alteración menstrual.
Interesantemente, las mujeres atletas híperandrogenicas tienen una
composición corporal mas anabólica (mayor masa muscular) y presentan un mejor
consumo de oxígeno, con mayor performance en comparación con mujeres atletas con
alteración menstrual pero concentraciones de andrógenos normales.
Se aconseja asesoramiento medico a mujeres que practican deporte con intensidad
y presentan alteraciones menstruales, ya que en muchas oportunidades corregir el
plan de alimentación y la intensidad del ejercicio es suficiente para
restablecer la normalidad de los ciclos menstruales y la función reproductiva.
Marisa
Morassutti, es médica especialista en Endocrinología. Tiene 44 años,
vive en General Rodríguez provincia de Bs As, donde trabaja actualmente
en el Hospital de San Miguel. Marisa sale a pedalear casi todos los días, y cuando no lo hace, corre a pie o practica natación ( ya que su antecedente deportivo es el triatlón). Si bien, se define como una deportista que nunca se destaco, es decir nunca gano premios importantes; desde los 17 años ha realizado diferentes deportes todos los días y también se lo recomienda diariamente a sus pacientes para que logren mejorar su calidad de vida. Ella nos escribe, sobre un tema muy importante para quienes practicamos este deporte que tanto amamos, llamado ciclismo! Correo electrónico: marisamora04@yahoo.com.ar |
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